Ventajas del uso de la tecnología en la educación


Desde hace unos años, estamos viviendo un debate entre los expertos en el campo de la pedagogía sobre la conveniencia del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el ámbito educativo.

Una de las críticas más habituales que suelen esgrimir los detractores del uso de la tecnología afecta especialmente a los estudiantes más jóvenes. Internet es hoy una fuente inagotable de información y datos, que no siempre son reales o que no están contrastados. Es por ello que hay quienes advierten que puede ser contraproducente el uso en el aula de estas fuentes de información por estudiantes que todavía no tienen formado un espíritu crítico que les permita filtrar la información con unas ciertas garantías.

Otro de los problemas que se está empezando a detectar a la hora de introducir las TIC en entornos educativos es la brecha digital que existe entre los docentes y los alumnos. Hay todavía una gran parte de la docencia que necesita una adaptación y un reciclaje para adaptar el contenido pedagógico a estas nuevas vías de aprendizaje.

Pese a estas y algunas otras objeciones que se le puede plantear a la educación digital, no cabe duda de que la implantación de la tecnología es imparable y está ganando cada día más adeptos. Organizaciones como la UNESCO están volcando sus esfuerzos en aprovechar las ventajas de la tecnología para poder contribuir al acceso a la educación universal, acercando recursos educativos a todos los países que ahora carecen de una estructura que permita acceder a todos sus ciudadanos a una formación que ayude a mejorar su nivel de desarrollo.

El uso de las tecnologías de la información y la comunicación produce una serie de efectos muy positivos para las sociedades que las aplican en sus sistemas educativos:

Los contenidos resultan más atractivos para los estudiantes, lo que disminuye el fracaso y el abandono escolar.
Las nuevas tecnologías permiten una adaptación más sencilla para aquellos estudiantes con necesidades especiales, lo que les permite integrarse con una mayor facilidad en los sistemas educativos.
Se evita el estudio de temas obsoletos y se ayuda a la integración inmediata de contenidos de actualidad.
Se favorece el autoaprendizaje de los alumnos. Esta cualidad es fundamental para los profesionales del futuro que trabajarán en entornos laborales muy cambiantes y con unos niveles inmensos de información.
La reducción de costes es muy apreciable. Esto permite un acceso a los recursos educativos a aquellos que hasta ahora veían restringidas sus posibilidades de formación.
Pierde importancia la presencia física en el aula. Se globaliza la educación y mejoran los intercambios de información.
Se suele decir que las apuestas por la educación son inversiones a largo plazo. Un país que invierte en formación tarda una generación entera en obtener los frutos de dicha inversión. Pero parece obvio pensar que aquellos países que no estén haciendo el esfuerzo de introducir y estandarizar las nuevas tecnologías en sus sistemas educativos se van a encontrar en un futuro en una situación muy complicada. Es pues, algo que los gobernantes deberían tener como una prioridad en sus agendas.

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